"Por elemental sentimiento de humanidad, nos alegró la noticia de que Ingrid Betancourt, tres ciudadanos norteamericanos y otros cautivos habían sido liberados. Nunca debieron ser secuestrados los civiles, ni mantenidos como prisioneros los militares en las condiciones de la selva. Eran hechos objetivamente crueles. Ningún propósito revolucionario lo podía justificar. En su momento, será necesario analizar con profundidad los factores subjetivos”, dijo Fidel.
Además, nuevamente marcando distancia con la insurgencia colombiana, escribió que “en Cuba ganamos nuestra guerra revolucionaria poniendo de inmediato en libertad y sin condición alguna a los prisioneros. Entregábamos a la Cruz Roja Internacional a los soldados y oficiales capturados en cada batalla, ocupando solo sus armas. Ningún soldado las depone si lo espera la muerte o un tratamiento cruel”.
Castro destacó el papel del embajador cubano en Venezuela, Germán Sánchez, en enero, para la liberación de algunos de los cautivos, e insistió que Cuba viene apoyando un proceso de paz en Colombia desde hace más de 20 años.
Y, manteniendo su misma línea, Fidel no lanzó ningún ataque contra Alvaro Uribe. Sólo descargó sus dardos contra Estados Unidos.
Foto: Fidel Castro en Colombia, en 1948.