lunes, 22 de octubre de 2012

El jardinero fiel

Julio César, después de una azarosa vida política, deja el poder
y se retira a cuidar su plantas, en Las 12 pruebas de Asterix.
Jubilado y retirado. No hay vuelta atrás. Sólo los insistentes rumores, que amenazaban con opacar las medidas anunciadas por el gobierno cubano como la reforma migratoria, deben haber obligado a Raúl Castro a sacar del silencio y de la sombra a su hermano mayor, y volver a ponerlo a la primera plana de Granma. Y Fidel lo hace con una buena cuota de ironía, hablando de él en tercera persona y burlándose de quienes dicen que está agonizando. Pero si para los 86 años que tiene y después de la enfermedad que pasó, está bastante bien. Eso sí, se le escapa un quejido al anunciar que ya no publicará más sus reflexiones. Claro, las últimas resultaban inentendibles por lo que Raúl pudo pasar la máquina. ¿Será la última vez que el comandante haga noticia en vida? Ya que está decidido a adentrarse en su retiro, habrá que respetar su voluntad. Así es que, a dejarlo tranquilo.

domingo, 5 de agosto de 2012

Norberto Fuentes: "Ningún disidente
es un peligro para el gobierno cubano"

Por Pedro Schwarze
Publicado en La Tercera, Santiago de Chile, el 2 de agosto de 2012

La muerte del conocido disidente cubano Oswaldo Payá, el 22 de julio, provocó un debate en el exterior sobre si había sido un accidente o un crimen. Hasta ahora, los dos extranjeros que viajaban en el auto con Payá, un español y un sueco, avalan la versión oficial del accidente. El escritor cubano Norberto Fuentes, quien en los 80 se codeó con la cúpula del régimen isleño y vive en EE.UU. desde 1994, descarta la posibilidad de un crimen, y sostiene que en todo esto el gran ganador es el gobierno de La Habana.

Los viejos buenos tiempos.
¿En algún momento pensó que esto podría ser un asesinato?
Nunca. Yo conozco ese aparato. Ese aparato mata sin problemas y donde sea. Pero ¿para qué asesinar a Payá y a Harold Cepero y dejar a los dos extranjeros vivos? Si hubiera sido planeado, ahí no sobrevivía nadie. El árbol entró hasta la mitad del auto donde estaba sentado Payá. Si lo venían persiguiendo, ¿por qué el auto no está golpeado por atrás?

¿El gobierno cubano tenía razones para matar a Oswaldo Payá?
No. Estuvo vivo por muchos años. Si pones en peligro verdadero a la Revolución, duras lo que un merengue en la puerta de un colegio. La muestra de que ninguno de los actuales disidentes es un peligro verdadero es que están vivos. Quienes han puesto en peligro ese proceso están cinco metros bajo tierra.

Tras la muerte de Payá, ¿el gobierno cubano sale ganando?
Por supuesto. En largo rato no saldrá nadie de España con dos dólares para Cuba. Se acabaron las operaciones políticas de ese tipo y esperemos el romance entre Cuba y el Partido Popular español (PP). ¿Para qué tenían que formar un lío con Payá ahora? ¿Cuál era el beneficio? Ahora la jugada esta cantada. Cuba tiene más leña para sus movidas internacionales y, cómo les gusta a ellos, todo el mundo pidiendo silencio y tratando de negociar por debajo de la mesa. El papel con tachuelas en la puerta de la Cancillería cubana dice: “Escuchamos ofertas”.

¿Pero el gobierno cubano tuvo que enfrentar una ofensiva exterior?
Lo del accidente de Payá me recuerda el caso del U2 con Gary Power (el piloto estadounidense cuyo avión fue derribado mientras realizaba un vuelo espía sobre la URSS en 1960). Se mandaron a correr y cuando se cansaron, Nikita Krushev apareció con el piloto vivo. Los españoles se embarcaron en un principio en el canto de sirena del exilio cubano, y el problema es que el exilio cubano no es cauteloso, es oportunista. Subestima a gente tan experimentada. De hecho, el exilio ya está lidiando con la nueva generación en el poder; porque lo que tiene Raúl Castro alrededor son los muchachones del relevo.

¿Tendrá consecuencias el caso de Oswaldo Payá?
El expediente Payá está cerrado. El PP tiene que bailar esa música y los suecos tienen que bailar esa música, todos tienen que bailar la música del gobierno cubano. Y el exilio cubano ha perdido a su inmejorable aliado, el PP. Eso, aparte de que ahora Cuba, con el español, tiene dos Alan Gross (norteamericano arrestado en Cuba, en 2009, y que podría ser usado en una negociación con Estados Unidos).

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Los “outtakes”

El siguiente material es "el crudo” —para utilizar el lenguaje de los editores de grabaciones— de la entrevista, realizada vía telefónica por Pedro Schwarze (en Santiago de Chile) con Norberto Fuentes (en Coral Gables, Florida, EEUU), la tarde del miércoles 1 de agosto. Empezamos…

"Los españoles —del diario ABC, por ejemplo— se embarcaron con el canto de sirena del exilio cubano. El problema es que el exilio cubano no es cauteloso. Cuando se tiene a un enemigo tan experimentado, como el gobierno cubano, se está obligado a ser cauteloso, porque son gente de mucha experiencia, no solamente de la experiencia de ellos, sino la experiencia histórica".

"En el exilio cubano no son cautelosos porque son oportunistas y creen que tienen la verdad. Entonces le confieren al gobierno cubano la habilidad suprema de provocar ese accidente —que desde ese punto de vista de su lógica parece perfecto, ejemplar, porque deja muertos a los dos cubanos disidentes y vivos a los extranjeros— y lo subestiman, porque dos minutos después, al denunciar que se trató de un asesinato, se quedan en el aire, porque no pueden concederle a ese mismo cerebro extraordinario que diseñó ese crimen la habilidad de la propaganda, de cómo manejar los asuntos después. Y se llega al extremo, como al que ha llegado el diario El Nuevo Herald, de llamar a las armas en sus columnas de opinión, lo cual es una vergüenza".

Gary Francis Power en un aeródromo secreto de Pakistán.
"Ellos (el gobierno cubano) tienen toda la información. La tenían ahí. Saben de dónde vienes, cuándo vienes, quién eres. Todo lo saben. Desde Suecia. Desde Madrid. Pero además ya le buscaron sustituto a la noticia de Payá con la información del supuesto arresto del ayudante personal del hijo de Raúl Castro, por ser agente de la CIA. Ya hay un nuevo escándalo, todavía superior. Cuando tu coges un hombre de ese nivel —suponiendo que esta noticia sea cierta—, el cordel que les da es de pinga, si es que no lo reclutaste, que es lo más seguro que pasó, porque él sabe que eso, en lo que lo agarraron, es paredón. Nace entonces lo que se llama un 'juego operativo': lo llevan hasta donde ellos quieren. Es una nueva novela, Cuba no sale de la noticia. Toda la información que ese muchacho dio a la CIA es falsa. Es lo que ocurre by the book cuando tu detectas un agente CIA. Primero lo detectas y acto seguido lo reclutas. Eso también lo sabe la CIA, por supuesto. El problema es determinar cuando el enemigo comenzó a enviar información falsa. ¿Paredón? ¿Tan facilito? Oye, ahí fusilaron a Arnaldo Ochoa y a Antonio de la Guardia Font. Esa gente no cree en nadie".

Miami, el domingo 29 de julio de 2012.
"Lo más importante es que el exilio cubano ya está lidiando con la nueva generación en el poder, porque lo que tiene Raúl Castro alrededor son los muchachones de relevo, ya están lidiando con otro gobierno. Y aquí (Miami) siguen con el mismo viejo método, y cuando la gente no les hace caso arremeten contra todo el mundo. Han perdido a sus mejores aliados, ahora el PP, y lo único que está pidiendo el PP es: 'Caballero, veamos como resolvemos esto. Nosotros estamos haciendo lo que ustedes querían, pero ahora tenemos un españolito que está preso ahí, en Villa Marista'. Dicen que hasta Supermán si tu lo coges y lo metes allí, llora. No hace falta kriptonita. Nada más lo metes ahí".

"Calculan mal. El gran problema del exilio cubano, y lo digo con un sentimiento de lástima y de pena, es la manera en que subestiman a gente tan experimentada. Que esos sí no subestiman a nadie, porque sabe Dios cuándo a algún contrarrevolucionario se le puede ocurrir algo inteligente. No puedes subestimar nunca a tu enemigo, a tu adversario. Te imaginas unos tipos que se fueron de Cuba —que no lograron ni cojones en Cuba, llegan aquí, se inventan una nueva vida, un nuevo pasado, y viven a base de mentiras—, y se muere Payá y un segundo después proclaman el asesinato, y por ahí se manda todo el mundo".

"Aquí hay una manipulación de la información, descarada. El titular del Herald de hoy es que la viuda de Payá no va a aceptar ponerle una demanda al español, y adentro dice que la mujer dice que esto ha causado mucho dolor, que ella no quiere que otros pasen el dolor que ella está viviendo. Ni palabra que fue o no un accidente. En mi opinión, a esa señora ya la fueron a visitar, si no los cubanos, los mismos españoles, para que no siga más".

"Con quien estaba enfrentado Payá últimamente era con el cardenal Jaime Ortega (por la actuación de Ortega en el último tiempo, en su relación con el gobierno cubano). Pero el cardenal aprendió la lección y encabezó el funeral de Payá".

"Dios intervino y produjo ese accidente perfecto. Después sí actuó la Seguridad del Estado. Automáticamente que Dios puso su mano sobre esta casualidad, intervino la Seguridad del Estado. O sea la Seguridad del Estado cambió la orientación de su trabajo sobre estas personas. Porque Payá y los otros no iban para Santiago de Cuba sin que estuvieran controlados, sin que se supiera por lo menos. Ahí no se mueve nada que la Seguridad no lo sepa".

"Para quien son un problema los disidentes es para el gobierno norteamericano. Lo que Washington no quiere es dispersión y descontrol. Desde el año 61 que no querían esos otros guerrilleros contrarrevolucionarios, porque 'todos estos son comunistas también'. No quieren esos grupos contrarrevolucionarios independientes. ¿Qué les hizo la CIA a los independientes, demócratas, católicos, o procedentes del 26 de Julio? Los abandonaron o incluso los metieron presos y estuvieron presos hasta después de Playa Girón. El gobierno norteamericano quiere hablar con el gobierno cubano, con un gobierno central, que tenga la situación bajo control, y que no dejen salir balseros. Washington está de acuerdo que todo sea poco a poco. No quieren líos en Cuba".

"¿A quién le quiere hacer la gracia el exilio, a quién le pretenden vender esto de la rebelión y las acciones armadas y violentas que reclama El Nuevo Herald? Un combate al que ellos no van a ir. Y cuando hablo de exilio hablo de estas cabecitas locas y oportunistas. El Nuevo Herald se edita para una finca, una finca que hay aquí en el sur de la Florida. Un periódico escrito por peones de los dueños de la finca. Esa gente quiere insertarse en un contexto que les queda grande. Han convertido la muerte de Payá en una oportunidad de hacer el ridículo y de buscarse nuevos enemigos. Y ahora ¿para que llaman al combate? ¿Para poner en el poder a quién? ¿A Carlos Alberto Montaner, a Lincoln Díaz-Balart? ¡Por favor…!".

¿Ha cambiado la mano hacia los disidentes, de Fidel a Raúl?
"Fidel hace otras cosas. Mete 75 presos. Hace espectáculo. Raúl es otra forma. Es la moderación: 'Sí, habla ahí, escribe tus boberías, pero el día que te coja…'. Con Fidel era: 'Coño, metiste la pata, por culpa tuya se murieron 12 mil vacas, ¡¡¡descojónenlo!!!' Y a los dos años estás de embajador en Roma. Fidel era tan grande, tan magnífico, que era hasta buena gente. Le jodía bajarte el brazo y meterte un sopapo. Este otro, chiquitito, chinito: 'No, no, no. Esa pared es verde'. 'Pero, mire, Raúl'. 'Esa pared es verde. Y estas son las leyes'. Y, desde luego, la pared es verde. El quiere tener un país con leyes. El gran enemigo de Fidel Castro eran sus propias leyes y de ahí aquello que las leyes eran para los contrarrevolucionarios, mientras todos lo demás éramos un atado de criaturas enloquecidas, haciendo lo que nos saliera de los cojones, hasta que lo pusiéramos en peligro a él, o si no le convenía algo. Pero Raúl quiere tener un país con leyes, con municipios, con tribunales, con abogados. De algún modo es el triunfo del viejo Partido Socialista Popular. Por fin ganó. Claro, con una inyección de la enorme, extraordinaria sabiduría de Fidel Castro".

jueves, 12 de julio de 2012

Norberto desclasifica

Heberto Padilla y Norberto Fuentes junto a Nancy Pérez Crespo,
en los primeros días de exilio del autor de Hemingway en Cuba.
La caja de Pandora en que, 41 años después, sigue convertido el "caso Padilla" ha vuelto ha abrirse. Llamado así por el poeta cubano Heberto Padilla, marcó un hito de la tormentosa relación entre la Revolución Cubana y la cultura, donde las contradicciones, la cobardía y el oscurantismo parecían conjugarse.

La noche del martes 27 de abril de 1971, en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Padilla se presentó ante los allí reunidos y lanzó su ya famoso mea culpa. Se trataba de una escena armada y urdida, donde la mayoría de los presentes sabía el papel que debía jugar. El autor de Fuera del juego había estado desde el 20 de marzo detenido, acusado de actividades contrarrevolucionarias. Llegó hasta ahí y lanzó una perorata reconociendo su culpa por sus escritos críticos de la realidad cubana. Sin embargo, en su camino fue embadurnando a otros creadores como la poetisa Belkis Cuza Malé -su esposa-, Pablo Armando Fernández, César López y José Yañez.

Las noticias de la autocrítica de Padilla llegaron más allá de las fronteras y estallaron en escándalo y confusión, y un nutrido grupo de 62 escritores y artistas aprovechó el momento para acusar al gobierno cubano de haber llevado adelante una práctica estalinista contra los intelectuales, y para romper definitivamente con la Revolución Cubana. Si bien Padilla nunca volvió a ser el mismo y su estrella se fue apagando (murió en Alabama, el 24 de septiembre de 2000), su caso sigue siendo objeto de discusión y controversia.

El viernes pasado, 6 de julio, empujado por diversos factores, el escritor Norberto Fuentes hizo pública por primera vez la transcripción oficial y completa de esa noche, no la versión diezmada que entonces salió al mundo. El propio Fuentes fue uno de los implicados por Padilla y uno de los protagonistas de esa noche. Pero el autor de Condenados de Condado y que desde 1968 había vivido como un escritor proscrito precisamente por ese libro de cuentos, no era de aquellos que tenía un libreto bien aprendido. No. Fue el único que rechazó las acusaciones de Padilla y se proclamó revolucionario contra viento y marea. En opinión de algunos de sus amigos que recién vienen a conocer esos detalles, Norberto se lanzó en una actitud casi suicida contra el entramado edificado ahí, donde recibió ataques de colegas, autoridades, funcionarios y de la Seguridad del Estado.

Sin mayores comentarios Norberto Fuentes desclasificó en su blog y en su sitio web este documento esencial de lo que bien podría pasar a llamarse el "caso Padilla-Fuentes". El escritor uruguayo Angel Rama escribió en Literatura y clase social que si hay un "caso Padilla" "con igual razón habría que hablar de un caso estrictamente paralelo, el 'caso Fuentes' (...). Es explicable también, a la inversa, el silencio sobre el 'caso Fuentes': no era utilizable por la Guerra Fría porque él se declaraba revolucionario".

jueves, 31 de mayo de 2012

Espejismos en el Golfo

Puede ser que hasta los indios taínos hayan sabido que ahí no había nada. Nada, aparte del mar y del viento que levanta las olas. Pero quienes sí habrían estado enterados, y desde hace mucho, son los estadounidenses, los rusos y... los cubanos. Sin embargo, nadie les dijo nada a los pobrecitos españoles. El martes la compañía petrolera Repsol, de capitales ibéricos, informó que tiraba la toalla, que no seguiría en la infructuosa tarea de buscar petróleo en el lecho marino frente a las costas cubanas. Entre medio, se gastaron 150 millones de dólares en los trabajos de prospección petrolera desde 2000. Incluso a fines de enero pasado plantaron frente a La Habana una plataforma arrendada, la Scarabeo-9, para perforación en aguas ultraprofundas en la zona económica exclusiva. Pero el 18 de mayo la compañía cedió ante la evidencia. “El pozo que perforamos resultó estar seco, y es casi seguro que no tendremos más actividad allí”, declaró el martes el presidente de Repsol, Antonio Brufau, en Madrid. Esa pasmosa sequedad quizá explique por qué los vecinos del frente, los del otro lado del Golfo de México, es decir, los norteamericanos, nunca se inquietaron por lo que pudiesen encontrar los españoles: porque tienen que haber sabido que ahí no había nada (de haber tenido algún indicio de que algo negro se movía ahí abajo, seguro habrían comprado no sólo el mar sino también Madrid y España entera; mal que mal, sus bonos ahora están tan bajos que parecen a precios de ocasión). Lo mismo habrían comprobado los soviéticos en sus décadas de presencia y buena amistad con Cuba. El gobierno de la isla, que parece no perder la picardía y el sentido del humor, se habría hecho el interesado en el proyecto de Repsol, a sabiendas. Así, mantenía sin tantos reclamos a los peninsulares y de paso provocaba a algún sector incauto de la clase política estadounidense con el "cuco" de que esa islita pudiese convertirse en una nueva potencia petrolera. No es un secreto que Cuba -esta Cuba- no piensa en vivir del petróleo ni del azúcar ni del ron, sino que sus mayores productos de exportación son los líos y la publicidad que logra de ellos.

lunes, 2 de abril de 2012

El baile del obispo

En una escena memorable de The American President (1995) de Rob Reiner, el inquilino de la Casa Blanca, el viudo Andrew Shepherd, (interpretado por Michael Douglas), saca a bailar a su nueva conquista, la ambientalista Sydney Ellen Wade (Annette Bening), durante una cena de estado en honor del Presidente de Francia. Bailar en una ocasión como aquella está fuera de todo protocolo, por lo que la pareja es observada y es blanco abierto de los comentarios de todos los asistentes. Mientras danzan por el salón, Wade le pregunta al Presidente que cómo lo hace. “Seis lecciones (de baile) con Arthur Murray”, le responde él. “No me refiero a eso. Hay docientos pares de ojos clavados en usted haciéndose dos preguntas: ¿Quién es la muchacha y por qué el Presidente está bailando con ella?”, le explica la mujer. Entonces Shepherd le replica: “Bueno, en primer lugar, los docientos de pares de ojos no están clavados en mi sino en usted, y las respuestas son Sydney Ellen Wade y porque ella dijo sí”.

Hace una semana el Papa Benedicto XVI realizó su visita a Cuba, tras lo cual corrieron ríos de tinta en los que se comentó el paso del obispo de Roma, se le comparó con el viaje de Juan Pablo II, se le criticó por no haberse reunido con la disidencia y se buscó mensajes implícitos en sus mensajes. Sin embargo, la visita, al igual que el baile entre el Presidente Shepherd y Sydney Ellen Wade, tuvo dos protagonistas, y si bien lo casi obvio era enfocarse en el Pontífice, quien supo sacar el máximo provecho fue Raúl Castro.

El gobernante cubano estuvo presente en cada acto como representante de su país, sin que nada ni nadie le hiciera sombra, demostrando que el pasado es recuerdo y que él es presente. Entre los dos octogenarios (Raúl Castro 80 y Joseph Ratzinger 84), el cubano parecía jovial y fuerte. Utilizando la pantalla que se abrió con la gira papal, mostró ante el mundo, que él es un gran organizador. Todo funcionó como debía funcionar: las plazas llenas y ordenadas, la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre reluciente, los caminos impecables y un cronograma que se cumplió con rigurosidad suiza. Incluso el encuentro de Fidel con Benedicto XVI resultó perfecto. El “comandante”, como le gustó decir al vocero papal y al secretario de Estado vaticano, mostró en todo su esplendor lo anciano que está y lo necesitado de lograr protagonismo (aunque ya no hay caso), sin mencionar la presencia de su mujer y de tres de sus hijos, que sólo recalcó la imagen de que el señor de barba es un jubilado esperando a la huesuda y que todo eso no se trató de un encuentro entre representantes de dos estados, sino una reunión anecdótica para la bitácora del Pontífice.

Raúl, que recibió y despidió a Ratzinger al pie de los aviones y que participó en las dos misas masivas que celebró, sin que hubiese necesidad de eso, afiló sus mensajes sobre los preceptos de su régimen, sobre su enfrentamiento con EEUU, sobre los cambios y sobre los contactos con el exilio menos visceral. Sabía que las miradas estaban puestas en su baile con el Papa, por lo que no debía malgastar esa oportunidad para mostrar al mundo lo que se ha hecho y lo que se está haciendo en Cuba.
Todos a la Plaza. Todo cuidado. Ordenado.

viernes, 10 de febrero de 2012

La libreta de Norberto

Un divertimento o un espacio desde donde poder realizar sus "descargas", como le gusta decir a Norberto Fuentes. El escritor cubano acaba de poner en el aire su blog Libreta de apuntes, que viene a sumarse a su sitio Norberto Fuentes punto net. En su nueva bitácora el autor de Hemingway en Cuba y La autobiografría de Fidel Castro busca opinar, disparar a su antojo y hacer de dominio público documentos y conocimientos acumulados durante décadas como escritor y cronista. Para visitar su blog pinchar aquí.

jueves, 26 de enero de 2012

Stalin no nos olvida

Trotski después del desayuno.

Por Norberto Fuentes

En una nota de advertencia que el proceso de edición dejó fuera del alcance de los lectores, Álvaro Alba nos define sus contactos “personales” —si así podemos llamarles—, con el otrora poderoso y aún hoy enigmático —y de muchas maneras oscuro, atravesado, desconcertante— segundo hombre de la Revolución de Octubre. El fundador del Ejército Rojo, el mismo que puso a una buena mitad de la oficialidad zarista a trabajar para los bolcheviques, luego de matar a la otra mitad. Lev Davidovich Trotski, Era el personaje histórico que Álvaro nunca calculó hasta dónde iba a comprometerlo y que lo ha hecho en unos buenos cinco años de su vida, tal el tiempo invertido en la producción de este libro magnifico (En la pupila del Kremlin, Asopazco, Madrid, 2011). Por su rigor y vocación de justicia histórica y política, es una verdadera ave raris en la producción historiográfica del exilio cubano. Pero Trotski no aparece como objeto de una biografía, sino como el destino final de un crimen. Bueno, crimen para llamarlo quizá de la manera más festinada. Los ejecutores seguramente lo llamarían una misión o una tarea. Lo único jodido de todo esto es el pobre Trotski dando tumbo en su biblioteca mientras exhibía una piqueta de alpinista sembrada en el cráneo hasta la coyuntura metálica del instrumento. Pero un cerebro aún en capacidad de organizar un conjunto de pensamientos de emergencia y ordenarle a sus tardíos guardaespaldas que no mataran a su verdugo, Ramón Mercader —que lo observaba, impávido— para que hablara.

Así, luego del despliegue de información inicial sobre esta personalidad al final trágica, entramos en contacto con la urdimbre de la vasta conspiración internacional pero originada en el Kremlin para asesinar a Trotski. Llegamos, sin embargo, a través de la vía más novedosa y vivaz que hasta ahora se haya presentado: la última alianza de Ramón Mercader, la hispano soviética Karmen Vega (Karmen con K, como ella insiste en llamarse), que desde la posición privilegiada de niña mimada, de recadera, enfermera y su acompañante de los últimos años, desde la dacha de las afueras de Moscú, hasta La Habana, donde Mercader murió en 1978, estuvo a su lado. Ella es la que nos ofrece el testimonio. Y es inusitado. El hecho de que Álvaro se haya agenciado de tan preciosa fuente de información y que se haya ganado la confianza de Karmen, nos permite ahora tener un conocimiento de la historia (si quieren con mayúscula: La Historia) digamos casero, cotidiano, como tratándola de tú. “Nadie es un genio para su valet”, dice el viejo refrán. Es así como, a través de esta criatura llamada Karmen nos llega con su voz solícita y cadencia femenina los entramados de una de las conspiraciones más relevantes y que mayor interés acapara de la historia del pasado siglo. Figúrense ustedes, el pioletazo en medio del cráneo tan largamente añorado por el camarada Stalin, su certera ejecución y el destino del ejecutor, contados a través de una mujer, una que nunca concibió algo trascendente en su vida, y que nos reproduce a su vez los acontecimientos tal y como Mercader se los contó. Desde luego, su veracidad es de todos modos convincente porque se registra en el único estado de gracia posible para contar el horror: la ingenuidad.

ELOGIO AL COMUNISTA

Cuando llega a La Habana por primera vez en 1960, Mercader esta dándole a la ciudad su toque final de universalización. Provinciana por obligación y necesidad de la Revolución, perdía el lustre cosmopolita ante una extraña, compulsiva vocación de transformarse en ciudad sitiada. Jorge Semprún nos comienza su novela La segunda muerte de Ramón Mercader con una descripción de la Quinta Avenida de Miramar, al oeste de La Habana, que atraviesa una de las barriadas más aristocráticas de esa ciudad, a través de los ojos de Mercader. Mercader contemplando la Quinta Avenida desde una ventana. Creo que fue la única obra de los 60 que mencionó su primera, breve estancia en La Habana, luego de salir de la prisión mexicana y como escala hacia Moscú. Pero te das cuenta de que Semprún no tiene idea de lo que está hablando. Es lo que decía Hemingway: “Cuando tú escribes sobre algo que no conoces, lo que queda en la narración es un hueco”.

Por suerte, Álvaro Alba contribuye de muchas maneras a suministrarnos un valioso material informativo, casi siempre inédito, sobre episodios elusivos, incómodos o que se resisten a ser revelados. Un botón de muestra, algo que nos toca muy de cerca: La relación del Partido Socialista Popular con la Lubianka. Hasta ahora oculta en los archivos de Moscú y La Habana, Álvaro nos la rescata. Y aparece Iosef R. Grigulievich, mensajero del Kremlin con los comunistas cubanos. Su pasaporte cubano a nombre de Antonio Molina Miranda le permite conspirar con Blas Roca y Nicolás Guillen. Cuba siempre fue refugio seguro, antes y después de la muerte de Trotski para los involucrados en la eterna conspiración. También los hoteles cubanos acogieron a la madre de Mercader, Caridad Mercader, ella acompañada de Naum Eitingon, el planificador y líder de la operación “en el terreno” —Ciudad de México, y lugarteniente de Pavel Sudoplatov, el jefe de operaciones encubiertas del NKVD, quienes escaparon de México al ser detenido Ramón. Los asesinos veranean en Cuba. La Habana, como París, era una fiesta para el NKVD.

La necesidad que tenemos de informar esa zona aún de misterio que es la relación cubana con el imperio soviético —y no solo en la Revolución, sino desde mucho antes—, y develar el verdadero alcance de las conspiraciones del Partido Socialista Popular, estrechamente vinculado a todos estos acontecimientos, es el reto que debe enfrentar Álvaro. Tiene que enfrentarlo. Eso pasa a veces, hermanos. Que los escritores también tienen deberes. Los ingenieros de almas, como les llamaba Stalin. Los hombrecitos de hierro tienen a veces su visión de las cosas.

Cliquee a continuación para acceder a la introducción editada —y hasta ahora inédita— del original de En la pupila del Kremlin (sólo en PDF).