sábado, 20 de marzo de 2010

Gary Prado, acusado

Gary Prado, el ahora general boliviano retirado que en 1967 capturó a Ernesto Che Guevara, enfrenta una acusación por supuestos nexos con una presunta red terrorista en Bolivia. Prado fue llamado a declarar el viernes ante el fiscal Marcelo Soza que lo acusa de intercambiar correos electrónicos "ultrasecretos" con Eduardo Rosza, cabecilla de la presunta banda (supuestamente para organizar una guerrilla separatista en el oriente del país) y muerto en abril del año pasado durante una incursión de la policía a un hotel en Santa Cruz.

"El señor Prado debe explicar por qué intercambiaba mensajes electrónicos encriptados con Rosza", dijo el fiscal. Por el mismo caso están detenidos siete personas. Según Sosa, Prado usaba el seudónimo de "Sucupira" en su intercambios con Rosza usando códigos militares. Prado negó antes vínculos con Rosza de quien dijo que lo buscó como periodista y aseguró que no se presentará a declarar en La Paz donde radica la investigación sino en Santa Cruz porque allí ocurrieron los hechos.

Gary Prado era capitán en el Ejército cuando la patrulla a su mando capturó al Che en la selva del sudeste boliviano. El guerrillero fue ejecutado el 9 de octubre de 1967 por orden de los jefes militares que entonces gobernaban el país y que trabajaban estrechamente con la CIA.

Prado ha dicho que él no tuvo que ver con la ejecución y contó su versión en el libro Cómo capturé al Che. "El guerrillero que yo conocí no es el Che del mito y la leyenda. Era un hombre derrotado y al límite de sus fuerzas", escribió. En 1981 cuando aún estaba en servicio activo fue herido a bala en la columna y quedó lisiado. Después militó en un partido de centro izquierda. En 2001 cuando era embajador en México el crítico de cine y escritor mexicano Alberto Hijar le arrojó una copa de vino en la cara al tiempo que le increpó "a la salud del Che".

jueves, 18 de marzo de 2010

Disidencia en la prensa oficial

Fue un autogol del gobierno cubano. Cayendo en su propio terreno de juego y olvidando que la mayoría de los cubanos no conoce (porque no puede o porque no quiere) las actividades o informaciones de la disidencia interna, las estaciones de televisión y radio oficiales transmitieron en la tarde del miércoles un programa donde se comentaron y atacaron las acciones de las Damas de Blanco (que protestan por la libertad del Grupo de los 75, detenidos hace siete años) y la situación de los opositores que realizan huelgas de hambre, como Orlando Zapata (fallecido el 23 de febrero) y Guillermo Fariñas (al parecer en situación crítica).

Probablemente esa edición del programa Mesa Redonda -promovida para abordar “la nueva campaña de agresiones contra Cuba”- fue la primera vez que los medios cubanos le dieron, de una manera indirecta, tribuna a los disidentes, a los que el régimen acusa de estar financiados por Estados Unidos. Y, por lo mismo, fue posiblemente la ocasión en que muchos cubanos se enteraron de la existencia esos opositores. De hecho, cuando se realizó el fineral de Zapata, los corresponsales extranjeros preguntaron a cubanos anónimos si conocían el caso del disidente que murió tras 85 días de huelga de hambre y cuyo fallecimiento provocó una enorme reacción internacional. “¿Zapata? ¿Qué Zapata?...”, fue la respuesta de muchos.

Por eso cuesta entender que el gobierno cubano haya querido responder a través de su prensa oficial a lo aparecido en los medios extranjeros, que han cubierto ampliamente y en forma destacada la situación, protestas y declaraciones de la oposición interna. Eso a menos que haya perdido su brújula y esté sin orientación.