Probablemente esa edición del programa Mesa Redonda -promovida para abordar “la nueva campaña de agresiones contra Cuba”- fue la primera vez que los medios cubanos le dieron, de una manera indirecta, tribuna a los disidentes, a los que el régimen acusa de estar financiados por Estados Unidos. Y, por lo mismo, fue posiblemente la ocasión en que muchos cubanos se enteraron de la existencia esos opositores. De hecho, cuando se realizó el fineral de Zapata, los corresponsales extranjeros preguntaron a cubanos anónimos si conocían el caso del disidente que murió tras 85 días de huelga de hambre y cuyo fallecimiento provocó una enorme reacción internacional. “¿Zapata? ¿Qué Zapata?...”, fue la respuesta de muchos.
Por eso cuesta entender que el gobierno cubano haya querido responder a través de su prensa oficial a lo aparecido en los medios extranjeros, que han cubierto ampliamente y en forma destacada la situación, protestas y declaraciones de la oposición interna. Eso a menos que haya perdido su brújula y esté sin orientación.