miércoles, 13 de agosto de 2008

Dos victorias para el cumpleaños

Fidel Castro debe haber apagado con ganas (aunque no necesariamente con más fuerza) la velas de la torta por su cumpleaños número 82. No tanto por los saludos acostumbrados que le enviaron los jóvenes, trabajadores y deportistas cubanos o por el retrato de Simón Bolívar que le estaba haciendo llegar Hugo Chávez, si no por dos triunfos producidos al otro lado del planeta y que él recibe como si se tratara de aire fresco, en estos días de convalecencia. El primero es el logrado por el equipo cubano de béisbol en los Juegos Olímpicos de Beijing ante Japón, una verdadera revancha de la final del Clásico Mundial de Béisbol donde los nipones se llevaron el título. Sin embargo, algunas fuentes sostienen que Cuba usó la estrategia de mandar a un equipo B al mencionado Mundial, para sorprender a sus rivales en Beijing y guardar a sus mejores hombres para los partidos que disputarán en la capital china, donde esperan revalidar el título de campeón olímpico. El otro triunfo es el obtenido por Rusia en sólo cuatro días contra su vecina Georgia, barriendo (literalmente, con tanques y cazabombarderos) los intentos de Estados Unidos de asentar su influencia en las narices de Moscú, en la ruta de los oleoductos provenientes del mar Caspio. Castro debe estar pendiente de los hechos en el Cáucaso, entendiendo que con Putin definitivamente se ha despertado el oso ruso (tras la hibernación del fin de la URSS y de la era Yeltsin), el mismo que hace más de cuatro décadas le dio un fuerte espaldarazo a su revolución y se convirtió en uno de sus mejores amigos.