Por el contrario, Raúl Castro, hoy convertido en Presidente del país, siempre se ha mostrado como un hombre de familia, preocupándose incluso por la hija extramatrimonial de su hermano, Alina Fernández, quien hoy vive en Miami, y de la primera mujer de Fidel, Mirta Díaz-Balart, quien ha viajado periódicamente desde España (donde vive) a Cuba para reunirse con su hijo. Y tampoco apartó a los suyos del foco público, al punto que hoy algunos de sus hijos e incluso nietos tienen un espacio cada vez más destacado.
Quizá ese es uno de los mayores cambios que se pueden presenciar actualmente en Cuba, a casi 30 meses de que Fidel Castro le entregara la riendas del poder a su hermano. La primera que empezó a brillar en esta nueva era fue Mariela, la segunda hija de Raúl Castro, quien desde años es directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba. La mujer ha encabezado un debate para luchar contra la discriminación de las minorías sexuales así como ampliar sus derechos. Pero en vista de la ausencia de su tío, se convirtió en una de las fuentes más consultadas para saber de la salud de Fidel. Y de ahí a hablar de otros temas, como el futuro político y las transformaciones que podrían producirse en el país, había sólo un paso y ella no dudó en darlo.
El hecho que habría sido determinante en el crecimiento de la presencia de Mariela, fue el fallecimiento de Vilma Espín, su madre y esposa de Raúl Castro, en junio de 2007. La mujer fue durante décadas la voz femenina del régimen, desde la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Un rol indispensable en un aparato predominantemente masculino y ante la ausencia de una primera dama, una figura que Fidel Castro nunca quiso perpetuar. Pero tras el fallecimiento de Vilma, Mariela ha comenzado a sonar cada vez con más fuerza, como el nuevo rostro femenino del régimen. La mayor muestra de esto se produjo en enero, cuando una foto oficial la mostró conversando animadamente con la esposa del Presidente panameño, Martín Torrijos, Vivian Fernández, durante una visita a La Habana del gobernante centroamericano.
En todo caso, lejos de dejar a Vilma Espín como un personaje del pasado, y en un nuevo ejemplo de la presencia actual de los Castro-Espín, la FMC decidió el fin de semana antepasado, reemplazar el tradicional logotipo de la organización de una miliciana sin rostro y con un bebé en sus brazos por la imagen de la esposa de Raúl, de uniforme verde olivo y fusil al hombro.
Fue precisamente con motivo de la muerte de Vilma Espín que aparecieron ante la prensa y las cámaras de televisión nacionales y extranjeras Raúl Castro y todos su hijos durante las ceremonias y funerales. Ahí estuvo Deborah, la hija mayor, Mariela, Nilsa y el ya mencionado Alejandro, quien apareció con su uniforme de coronel del Ministerio del Interior. Sólo hace un par de semanas el único hijo del gobernante cubano, de civil y luciendo una barba de chivo, presentó en la Feria del Libro de La Habana El imperio del terror texto en el que describe las supuestas bases del poder de Estados Unidos. Además, Alejandro Castro Espín fue uno de los integrantes de la delegación cubana que encabezó su padre a Rusia y Argelia, por lo que ya muchos lo mencionan como un importante asesor del gobernante isleño.
Pero quién realmente sigue los pasos de Raúl Castro, al punto de convertirse en su sombra, es su nieto mayor, Raúl, hijo de Deborah Castro y Luis Alberto Rodríguez (quien a su vez es hijo del general Guillermo Rodríguez del Pozo). Al menos desde comienzos de 2007, Raúl Rodríguez Castro ha aparecido en todo tipo de actos junto a su abuelo, supuestamente como el primer asistente del gobernante y el hombre a cargo de su seguridad. De niño su abuelo lo llamaba cariñosamente el cangrejo, porque nació con un dedo más en una de sus manos, aunque fue operado siendo muy pequeño.