lunes, 1 de junio de 2009

Incondicionalidad o enemistad

Hace 10 días entrevisté al ex canciller mexicano Jorge Castañeda, autor de los libros La utopía desarmada y La vida en rojo. Fragmentos de esa conversación salieron publicados este fin de semana en La Tercera. Pero hubo preguntas interesantes que no entraron en el diario. Aquí van algunas de esas interrogantes, con sus respectivas respuestas.

¿Cuál es su opinión de las acusaciones de Fidel Castro contra el gobierno mexicano de haber retrasado el anuncio de la existencia de la influenza AH1N1 para que el Presidente de EE.UU. no cancelara su visita a ese país?
No hay ninguna razón para suponer que sean ciertas las acusaciones. No proporciona Castro ningún elemento y ningún fundamento para sus acusaciones. Esto demuestra, lo que hemos sostenido varios, que en el caso de México, como también en el caso de Chile, con Fidel Castro hay incondicionalidad o enemistad. No hay puntos intermedios. Si él decide que por equis motivos no está contento con la cantidad de concesiones y la magnitud de la obcecación de Calderón con él para normalizar las relaciones entonces va a volver a volver a la carga, como lo hizo antes con Fox y con Zedillo. No hay medias tintan con Fidel, por lo menos con países como México, como Chile, con Uruguay o con Argentina, con Menem.

Llama la atención que, pese a que en el pasado se llegó a un acuerdo tácito para que La Habana no apoyara a los grupos insurgentes aztecas, en los últimos 10 años México ha sido de los países de la región más "golpeados" por Fidel Castro.
Exactamente, porque Fidel ha considerado que los tres presidentes no han sido lo suficientemente incondicionales ni obcecados con él. Zedillo y Fox no se lo propusieron, pero Calderón se lo ha propuesto a sí mismo, y no le ha servido de nada. Fidel le ha dicho peores cosas a Calderón que a Fox o a Zedillo, porque ser acusado de ser 'títere del imperialismo' es lo de menos. Pero que lo acusen a uno de ser homicida, de ser responsable de la muerte de decenas o centenares de mexicanos, que es de lo que acusó Fidel a Calderón, es bastante más grave que ser 'lacayo del imperialismo', que cualquiera lo puede ser. Eso no es un delito. Si lo es matar gente.