martes, 27 de octubre de 2009

Todos los obstáculos despejados

Era el paso lógico. Tras la confirmación, el miércoles de la semana pasada, de Joe García por parte del Senado estadounidense para el cargo de director de la Oficina de Impacto Económico de Minorías del Departamento de Energía, el dirigente demócrata de Florida renunció a la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Era lo que tenía que hacer, ya que como funcionario de gobierno, en este caso del de Barack Obama, y como titular de esa instancia federal, debía dejar a un lado sus militancias comunitarias.

No se debió, como algunos han pretendido asegurar, como un quiebre con la FNCA, de la que él fue su director ejecutivo, sino que estaba obligado hacerlo para poder asumir ese cargo en el gobierno. De hecho, uno de los logros más importantes de García en su carrera política fue haber sacado de las posiciones más radicales y extremas a la FCNA, algo que ocurrió -como era de esperar- tras la muerte de Jorge Mas Canosa. A rey muerto, rey puesto.

El nombramiento de José Antonio García, Joe, por parte de Obama llegó tras su derrota en las elecciones de noviembre de 2008 donde intentó -sin éxito- desbancar al representante republicano Mario Díaz-Balart por el distrito de Miami.

García es un dirigente cubano-americano que va a la luz de los tiempos de esa comunidad en estado de Florida, en la misma línea de aquellos que se manifestaron en las calles a favor del recital que brindó el colombiano Juanes y otros artistas en la Plaza de la Revolución en septiembre. Es más. El flamante funcionario (nacido en 1963, en Miami, de padres cubanos) es un abierto partidario de buscar formas pacíficas y dialogadas para establecer mejores vínculos con La Habana.