lunes, 10 de agosto de 2009

Un segundo tiro para rematarse

Hace una semana, el diario cubano Juventud Rebelde publicó una nota donde la especialista Ada Rosa Alfonso Rosales expone los argumentos para sostener que el escritor Ernest Hemingway fue obligado a salir de Cuba en 1960 por el gobierno norteamericano. Pero lo llamativo de la nota es que la periodista, sin arrugarse, sostiene en el primer párrafo que para suicidarse "dos tiros en el cielo de la boca pusieron fin a la vida del Premio Nobel de Literatura 1954". Este Hemingway era increíble. Tras haberse disparado con su escopeta en la boca, tirando del gatillo con el pulgar del pie, fue capaz de volver a poner el cañón en su ya herida cabeza y jalar del percutor una vez más, para asegurarse, ahí sí, de que ya estaba muerto. ¿O no?