miércoles, 23 de abril de 2014
El que calla
Es posible que apenas suba estas líneas, Fidel Castro se pronunciará sobre la muerte de Gabriel García Márquez. Aun así, cuando los últimos compases de los vallenatos se han apagado y las rosas amarillas comienzan a marchitarse, todo en homenaje al autor de El coronel no tiene quien le escriba, llama la atención que Castro no se halla referido al escritor y Nobel que logró utilizar a su antojo y mantener a su lado contra viento y marea. Eso sin contar la corona de flores que llegó hasta el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México con la escuálida leyenda “De Fidel Castro Ruiz. Al amigo entrañable”. En todo caso ese silencio, que da rienda suelta a las elucubraciones sobre el verdadero estado de salud del líder de la Revolución Cubana, no es nuevo. Cuando el Presidente venezolano Hugo Chávez, murió el 5 de marzo de 2013, tardó seis días en publicar una líneas, y demoró casi dos semanas en reaccionar —como lo hace desde que se retiró del poder en 2006, a través de un texto en la prensa cubana— a la muerte del sudafricano Nelson Mandela, el 5 de diciembre de 2013. Quizá no esté pasando por un buen momento de su etapa jubilatoria, que una sequía creativa lo esté afectando o simplemente no sabe cómo escribir algunas de las anécdotas que compartió con Gabo sin descubrir algo de su propio historial y sus propósitos más ocultos. Lo que sea siempre es mejor quedarse callado que terminar con unos mensajes que nadie entiende, como cuando mencionó la expansión del universo o aquello que hacen los yogas.
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