miércoles, 31 de diciembre de 2008

La mercancía de Finca Vigía

Qué buenos vendedores son los cubanos... y qué torpes compradores son los americanos. Desde que en 2002, cuando entidades culturales isleñas y estadounidenses firmaron un acuerdo de cooperación por las pertenencias que dejó Ernest Hemingway en su Finca Vigía, de La Habana, tras su muerte en 1961, los cubanos vienen haciendo anuncios rimbombantes –dirigidos al público, academia y gobierno norteamericanos- sobre los documentos del autor de El viejo y el mar.

Que los han clasificado, que los pondrán a disposición de los estudiosos o que copias de los documentos serán entregados a la Biblioteca John F. Kennedy. Esta semana anunciaron con bombos y platillos que 3.000 documentos inéditos que se conservan en la casa ubicada en el barrio habanero de San Francisco de Paula serán digitalizados para el trabajo de los avezados investigadores, tanto los que puedan acercarse a Cuba, como los que puedan llegar hasta la mencionada library de Boston.

Sin embargo, sólo los ingenuos e inexpertos –al parecer muchos- pueden tragarse la venta que una y otra vez hacen los cubanos de la misma mercancía. Hace 24 años que fue publicado el exhaustivo libro Hemingway en Cuba, de Norberto Fuentes, quien personalmente hizo la clasificación, orden y estudio de todos los materiales de Finca Vigía. Sin arrugarse –es sólo una expresión, porque no estaba ahí para verle la cara-, la directora de la casa-museo de Hemingway, Ada Rosa Alfonso, dijo esta semana que “se trata de documentos prácticamente inéditos. Sólo algunos se conocen a partir del libro Hemingway en Cuba (Alfonso no menciona su autor), pero la mayoría han estado conservados y cuidados en los archivos de Finca Vigía durante más de 45 años”.

Los pocos ejemplos que se entregan de esos “documentos inéditos” ya fueron “digitalizados” y publicados en el libro de Fuentes, una obra fundamental para adentrarse en la vida del autor de París era una fiesta. Así se menciona el epílogo de Por quién doblan las campanas y un guión de la película El viejo y el mar con anotaciones de Hemingway que fue rodada en los 50 con Spencer Tracy en el papel del viejo. Copias de ambos están en el libro de 1984 de Norberto Fuentes, quien es el verdadero descubridor de ese museo sin memoria, y cuyos contenidos son ofrecidos una y otra vez a los americanos, como si se tratasen de los manuscritos del Mar Muerto cuando recién fueron descubiertos.


lunes, 29 de diciembre de 2008

Mientras agonizo

Norberto Fuentes

La Revolución Cubana, cuyo transcurso hasta hoy dura 50 años, ha tenido como norma inapelable la lucha contra el tiempo. Como si los dioses, cronómetro en mano, la observaran ante cada movida. 26 de julio de 1953. El disparo apresurado de Gustavo Arcos Bergnes frente a la posta del cuartel Moncada destruye el factor sorpresa del plan de Fidel para tomar la fortaleza. 2 de diciembre de 1956. El pantano que se les interpone a los expedicionarios del Granma en el momento del desembarco le da tiempo a la aviación batistiana para detectarlos y casi exterminarlos. 17 de enero de 1957. Con el ataque al cuartelito de la Plata la suerte comienza a cambiar. La guerrilla logra rendir a la guarnición y que la noticia se riegue por todo el país. La escasa provisión de municiones impuso un plazo de apenas minutos para lograr el propósito. 17 de abril de 1961. Playa Girón (Bahía de Cochinos según los americanos) es la batalla decisiva, paradigmática, de la pugna con el tiempo. Fidel sabia que las horas estaban contadas antes de que la fuerza invasora se hiciera fuerte en una cabeza de playa y obtuviera la debida legitimidad parea reclamar el apoyo de las tropas americanas. Así que se dispuso a liquidarlos en menos de 72 horas.

La explicación más plausible es que la Revolución Cubana, desde sus orígenes, desde el simple chispazo que conformó su idea, se concibió y desarrolló como una contienda contra enemigos muy superiores en número y recursos; el número entendido en batallones y los recursos traducidos en equipo militar. A tal efecto, o al menos para el primer golpe, el factor sorpresa es esencial. Y luego desenvolverte con toda celeridad, aprovechando los elementos que finalmente determinaron en los triunfos revolucionarios: el desconcierto y de inmediato la desmoralización del adversario. La situación no ha cambiado gran cosa desde entonces. Casi medio siglo después de esos combates emblemáticos, lo que tenemos es una situación que muestra pocos márgenes de variación. Apenas se registra una oscilación desde que Fidel lanzara los dos rafagazos de ametralladora contra los soldaditos que vivaqueaban en el remoto cuartel de La Plata.

La situación actual, sin embargo, parece ofrecer las mayores zonas de peligro que haya conocido la Revolución. Se explica por una aparente laxitud impuesta por la situación médica de Fidel, a describir a mitad de camino entre convalecencia y agonía sin plazo fijo para morirse. Pero lo que se muestra en la superficie como una especie de marasmo, tiene su propia dinámica y debajo de esa superficie, densa, inanimada, hay fuerzas que se mueven. De cualquier manera —y Fidel lo sabe— se trata de la más importante de todas las batallas que ha conocido el proceso. Porque es su última batalla y la que debe quedar en la memoria. Una batalla que es una abstracción y que Fidel no estará para verla y, lo que más ha de pesarle, no estará para disfrutarla, para alardear de ella, para contarla una y otra vez en interminables discursos. Advierto que no se dice nada de esto peyorativamente. ¿O todos no disfrutábamos con él de esas arremetidas? Pongamos las cosas en su sitio: no hay experiencia más dulce que la de alardear luego de la victoria. Y ustedes, queridos lectores, vamos, no se hagan, que yo no estaba solo en la Plaza.

Hete aquí que de eso vivimos durante la larga marcha de la Revolución y de pronto un día él se nos pone viejito y achacoso y aún no tan choco como lento cuando, sin aviso, las tripas se le revientan. Lo que ocurre a continuación no es que todo se haya acabado —porque todavía no ha ocurrido, así que no se embullen, tranquilos ustedes— sino que los decibeles del tic tac ganaron una retumbante intensidad. Para el ojo de los profanos, el problema que tiene por delante es saber si va a continuar en esta pose de los últimos tiempos de querer demostrarle a los americanos que es el mejor gobernador que han tenido en la isla desde la época de España o qué otro rumbo se arriesga a tomar. Hay poca gloria en su actual conducta. Pero parece muy cómodo en ese ejercicio de perro cancerbero de la tranquilidad de los yanquis en su frontera marítima. Ni oleadas de balseros, ni narcotráfico, ni refugio de fugitivos de la justicia americana, y mucho menos exportación de guerrillas o presencia militar rusa en la isla, y saturando los campos de minas alrededor de la base de Guantánamo para que a ningún musulmán prisionero se le ocurra intentar esa vía de escape. En vez de estar haciendo valer el peso específico de su gloria, y darle alguna utilidad a estos 50 años de guerra, lo que visiblemente tenemos es a Fidel apagando las candelitas que puedan quedar.

Sería terrible que no tuviera conciencia plena de lo que esta pasando a su alrededor y en el atolladero “histórico” en el que se ha metido y del poco tiempo que le queda disponible para salirse. En su caso, la merma del tiempo se ve acompañada de la merma de sus posibilidades físicas, es decir, no solo la premura sino que todo le va a resultar más trabajoso. Pero hubo otras ocasiones y otras posturas. En la madrugada del 1 de enero de 1990, luego de una sombría festividad de año nuevo en la residencia ocupada por Gabriel García Márquez en La Habana (se había hecho una costumbre desde 1986 que festejara allí), ya en plan de retirada, en el dintel de la puerta, Fidel lanzó esta frase entre triste y resignada para el resto del convite de Gabo: “Bueno, nada nos quita que el año que viene esté de nuevo en la Sierra Maestra, luchando”. Estaba viendo el derrumbe del campo socialista y el “desmerengamiento” de la URSS (como le llamó desde temprano) y la posibilidad cada vez más asfixiante de que la Revolución Cubana quedara al garete. Pero aún había ánimo y fuerzas para disponerse a una nueva guerra de guerrillas, al menos como amenaza retórica. El significado quedaba claro, sin embargo: no se iba a rendir. Más adelante, cuando la disolución de la URSS se hizo efectiva y de un golpe el país, Cuba, se descascaró y se convirtió en una ruina, Fidel llamó a su ministro de Comercio Interior, Manuel Vila Sosa, y le dijo: “Coño, Vila, mira a ver qué es lo que repartes. Necesitamos aguantar un año. Si pasamos el año, nos salvamos”. Repartir era distribuir alimentos y artículos de primera necesidad a la población. Demostró entonces que si bien vio a tiempo la desaparición de la URSS, no vio en cambio la necesidad de acumular las reservas para aguantar el palo, o sea, sobrevivir a una tanda de palazos. Hasta hubo necesidad de habilitar algunas casas para convertirlas en funerarias de barrios debido al súbito incremento de la mortalidad de ancianos por mala, malísima, nutrición, e incluso hubo una epidemia de polineuropatía, que no existía desde la época de Colón y que entonces se llamaba escorbuto, una avitaminosis por la exposición de los marinos a extensos períodos sin consumo de frutas y vegetales y cero obtención de vitamina C. Las cosas deben haber mejorado hacia 1995. Empleo como detalle para la aseveración que Fidel mandó a buscar a Zimbawe dos hermosos ejemplares de impalas, de más de 160 libras, para lo cual hizo valer su alianza con Robert Mugabe y despachó un Ill-62 de Cubana con el propósito de tener esa carne al fuego en la celebración del cumpleaños, el 6 de marzo, de García Márquez. Un impala para Gabo, el otro para el zoológico de la ciudad. Por cierto, que el primero hubo de ser sacrificado porque el impala original del guateque de Gabo, que pastaba en los dominios del comandante Guillermo García —uno de los llamados “comandantes históricos”—, en las afueras de La Habana, fue descuartizado por unos desalmados en vísperas de la fecha establecida para su sacrificio oficial y distribuida y consumida su carne en los poblados de los alrededores, gracias a la red del mercado negro asociada a los diestros descuartizadores.

Así, pues, el hombre vital y desafiante (y también de aquellos excesos) se enfrenta ahora a la posibilidad de pasar a la historia como un inconsecuente. Y nada más inconsecuente que un revolucionario cuando se convierte en un conservador. La palabra que aplica de inmediato en ese tránsito, dada la sangre que se he derramado, es traidor. ¡Cómo le gustaba a él endilgársela a todo el que no estuviera de acuerdo con sus postulados! No acudió a las masas en esta ocasión. Tú no llamas al pueblo para meterte en un refugio y sentarte a escribir cuatro boberías. Mucho menos, después de tanto hablar, vas a recurrir a la gente para transformarte en el guardián de los intereses de los Estados Unidos de América. La muerte que enarbolaba como un talismán, no solo la suya, sino la del país entero, listos todos para las lavativas de la inmolación, actúa ahora como un paliativo de los últimos días. No hay que molestarlo, déjense de presionarlo, el pobre, la está pasando mal. ¿Pero llegaremos a entender lo que de verdad está pasando? Las revoluciones, ya lo sabemos, tienen la potestad de los virajes más sorprendentes. Eso a veces te cuesta que te paren delante de un pelotón de fusilamiento. En los años 60, no fueron pocos los que fusilaron por darle candela a los cañaverales. Era la época de sabotear la industria azucarera, principal renglón económico del país. Luego se descubrió que era un método altamente productivo de preparar los cañaverales para su cosecha, especialmente para el corte con máquinas combinadas. Una vez que se atrapa la idea de que una revolución no reconoce las fronteras de ninguna imposición, lo que te queda como jefe de uno de esos fenómenos es avanzar a como de lugar. Pero el tiempo le está quedando corto. Hoy mismo se le está reduciendo y le sobra espacio dentro del puño para atraparlo. Habría que sacudirse de la modorra, de la autocomplacencia, de la lástima con la que él mismo se está mirando, y de los susurros al oído de su hermano, el disciplinado comunista de la vieja escuela, que siempre confundió el leve barniz de las reformas con el fuego implacable de la Revolución. Tiene que cambiar. Tiene que salvarse. El proyecto de una revolución permanente es inobjetable al menos en el lapso de vida de una generación que toma el poder en su temprana juventud. ¿Por qué no acudir a las masas de nuevo? Pero, realmente, ¿es eso lo que debe hacer o no acabamos de leerlo correctamente, después de tantos años juntos? Hay que entender, sin embargo, que llegado a este punto, el mensaje es muy claro. Se está colocando por encima de los dos grupos de cubanos —revolucionarios y contrarrevolucionarios— que se enfrentaron en el último medio siglo y les dice a ambos, mientras mira su reloj digital Seiko y sigue la resta de sus horas: “Aquí no queda más nada por hacer que negociar. Y aquí el que va a negociar con los americanos soy yo”.

Ahora que Fidel agoniza o se aguanta como puede con apenas un tramito de pocas pulgadas de intestino tiene que ver con ciertas sospechas el resultado de su obra. Esto si lo contempla desde el punto de vista del desarrollo de las fuerzas productivas, que es a su vez el consenso de sus enemigos. No creo que él se vaya por ese lado. Esperemos así mismo que todo, a partir de determinado momento, no haya sido para el mantenerse en el poder. Puede mirar por su ventana. El imposible era la mecánica que echaba a andar para imponerse a todas las adversidades. Claro, en el camino hubo un reguero de muertos y eso puede tener algún peso. Carlos Aldana, cuando era el secretario ideológico del Partido, me hizo ver una vez una arista de probada sensibilidad que, según sus cálculos, debía anidarse en el alma de Fidel. Me dijo que un hombre que había mandado a la muerte a tantos de sus compañeros, debido a las exigencias de los combates o de las misiones más secretas, tenía una carga de compromisos morales equivalentes a estar cruzando permanentemente su Jordán. Bueno, tú tampoco puedes hacer una revolución pensando en que te vas a jubilar en unos cuantos años. Los hombres que matan no gozan de retiro. Iba a decir asesinos, ¿pero cabe esa palabra aquí, con justicia, frente a los que impartieron justicia? Hay, pese a todo, triunfos permanentes, y aunque parezcan mentira casi todos en el área exterior: el más factible y directo es la humillación sostenida de la CIA. Mas nunca fue nada después de Playa Girón. África y el giro mayoritario hacia la izquierda de América Latina son logros innegables de los cubanos. Ningún ejemplo describe mejor su capacidad ofensiva que un chascarrillo del propio Fidel. Preguntado sobre la posibilidad de una guerra con los Estados Unidos, respondió con una pregunta: ¿Y si ganamos? Es su absoluta conciencia de que los problemas vienen después de la batalla y que estos se desatan con mayor gravedad en el interior de los territorios conquistados.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Apretarse el cinturón

El gobierno cubano fijó en 6% sus aspiraciones de crecimiento para 2009, aunque con un elevado déficit presupuestario, en tanto que en 2008, la economía se expandió 4,3%, muy por debajo del 8% previsto. Así lo anunció el sábado, ante la Asamblea Nacional (Parlamento), el ministro cubano de Economía, José Luis Rodríguez, quien advirtió que se aproximan "tiempos de duro esfuerzo", en los que habrá que combatir "errores propios". El propio Presidente cubano, Raúl Castro, hizo un llamado en esa misma línea y dijo que había que "estar preparados para enfrentar ese serio reto que ya nos viene afectando de manera apreciable". Para el gobernante, que de esta manera cerró su primer año oficialmente al frente del régimen isleño, "hay que actuar con realismo y ajustar todos los sueños a las verdaderas posibilidades". Los anuncios se hicieron en el marco de la segunda y última sesión de 2008 del Parlamento cubano, que encabezó Raúl Castro. A su lado se mantenía el sillón vacío que tradicionalmente ocupaba su hermano, Fidel Castro, a quien no se ve en público desde que enfermara en julio de 2006.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Con familia y todo

Bastó una sola pregunta para borrar la sonrisa que ya se había hecho característica en Raúl Castro durante su viaje al exterior. Algo como ¿qué hay de los disidentes presos? fue lo que escuchó el Presidente cubano en Brasil y de inmediato contraatacó. "Esos prisioneros (los disidentes) (...) ¿quieren soltarlos?, que nos lo digan, se los mandamos para allá (EE.UU.) con familia y todo. Que nos devuelvan a nuestros cinco héroes. Es un gesto de ambas partes", afirmó Castro. Raúl hablaba de los cinco agentes cubanos, presos en Estados Unidos desde 1998 y condenados en 2001 por espionaje. Hubo respuesta desde Washington, pero con muy validez, considerando que se trató de palabras emanadas por funcionarios que esta haciendo sus maletas a la espera de la llegada de la Administración Obama.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Segunda escala

Al llegar a Brasil, la segunda escala de su primer viaje al exterior como Presidente de Cuba, Raúl Castro expresó la disposición de su país a dialogar con el gobierno de Estados Unidos que encabezará Barack Obama, pero "sin garrote ni zanahoria, en igualdad de condiciones", y advirtió que no habrá "concesiones" de parte de La Habana. Se tratan de frases que siguen la línea de las palabras expresadas en las últimas semanas por el gobiernante isleño y por su hermano, Fidel Castro. Raúl hizo estas declaraciones a su llegada al Hotel Costa do Sauípe Conventions, en el noreste brasileño que acoge esta semana cuatro cumbres regionales. Ahí mismo evitó pronunciarse sobre la posibilidad de que Brasil actúe como intermediario en un hipotético proceso de diálogo entre Estados Unidos y la isla porque, apuntó, "hay muchas proposiciones con ese mismo objetivo". En todo caso aclaró que, hasta ahora, La Habana no ha recibido mensajes del equipo de Obama, pero destacó que en Cuba "no estamos apurados". "Si no resulta ahora, esperaremos otros 50 años". Castro llegó a la Costa do Sauípe vestido con un traje gris perla y aceptó gustoso colocarse las cintas del Señor de Bom Fim que le obsequió una bahiana a la entrada del hotel.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Debut en el exterior

Se trata del debut de Raúl Castro como Presidente de Cuba fuera de las fronteras de su país. El gobernante isleño llegó este sábado a Venezuela, en su primera gira al exterior desde que asumió el poder, cuando relevó a su hermano Fidel (en junio de 2006, en forma interina, y en febrero pasado, en forma oficial). En el país sudamericano, Castro reafirmará los estratégicos lazos con el país petrolero. De traje gris y lentes oscuros (no con su uniforme de militar), Castro fue recibido por Hugo Chávez, con quien sellaría nuevos acuerdos bilaterales con la nación sudamericana, principal socio comercial de la isla caribeña.

Castro, de 77 años, llegó a las 11.10 horas al aeropuerto internacional de Maiquetía, cerca de Caracas, donde fue recibido con honores por Chávez. Mientras conversaban de forma animada, ambos gobernantes fueron saludados por los altos funcionarios que los acompañaban, tras lo cual pasaron revista a la guardia militar de honor organizada en la terminal presidencial del aeropuerto.

En esta gira, Raúl también viajará a Brasil, en lo que analistas ven como una búsqueda de La Habana por nuevos socios comerciales, pese a que Caracas sigue siendo el mayor benefactor de la isla. Los días 16 y 17 Castro participará en la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre integración y desarrollo cerca de la ciudad brasileña de Salvador de Bahía, y el 18, hará una visita oficial a Brasil.

martes, 9 de diciembre de 2008

Transporte privado en Cienfuegos

Las autoridades cubanas entregarán este mes las primeras licencias para el transporte privado en una década, como una forma de paliar la crisis del transporte público en la isla. Unos 70 camiones, camionetas y automóviles privados serán autorizados a transportar pasajeros en la provincia central de Cienfuegos, según informó el semanario local del gobernante Partido Comunista, 5 de Septiembre, en su página web. "En virtud de las limitaciones económicas referentes a la prestación de servicios públicos de transportación de pasajeros en la provincia de Cienfuegos serán otorgadas nuevas Licencias Operativas de Transporte a porteadores privados de medios automotores", dice la información. No quedó si serán entregados simultáneamente permisos en otras provincias. Según 5 de Septiembre, los nuevos taxis privados operarán bajo un "riguroso control" del Estado, que determinará horarios, rutas y en algunos casos suministrará el combustible. El gobierno cubano autorizó la circulación de taxis privados a comienzos de la década de 1990, pero no emitió nuevas licencias desde finales de esa década.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Negociar con Obama


"Con Obama se puede conversar donde lo desee, ya que no somos predicadores de la violencia y de la guerra. Debe recordársele que la teoría de la zanahoria y el garrote no tendrá vigencia en nuestro país".

Fidel Castro escribió este comentario en su última reflexión "Navegar contra la marea", con fecha del jueves, una semana después de que la revista The Nation publicara en internet lo que fue el encuentro del actor Sean Penn con Raúl Castro. En ese dialogo, el gobernante cubano dijo estar dispuesto a conversar con el futuro Presidente de EE.UU. "Personalmente creo que no sería justo que yo fuese el primero en visitarlo, porque siempre son los presidentes latinoamericanos quienes van primero a Estados Unidos. Pero tampoco sería justo esperar que el Presidente de Estados Unidos venga a Cuba. Deberíamos encontrarnos en un lugar neutral. (...) Quizá podríamos encontrarnos en Guantánamo. Tenemos que encontrarnos y empezar a resolver nuestros problemas y, al final del encuentro, podríamos darle un regalo al Presidente... podríamos enviarlo de vuelta con la bandera estadounidense que ondea en la Bahía de Guantánamo".

jueves, 4 de diciembre de 2008

"Cuba tampoco se negará"

Rusia no tiene necesidad de instalar bases navales permanentes en Cuba o Venezuela. El primer ministro y verdadero hombre fuerte de Rusia, Vladimir Putin, declaró que su país no necesita ahora tener centros de abastecimiento en América Latina como sí los tuvo la Unión Soviética durante la Guerra Fría. "Hoy no hay necesidad de construir bases permanentes" en Cuba y Venezuela, dijo Putin en una sesión anual televisada de preguntas y respuestas con los ciudadanos rusos. "Rusia ya tiene un acuerdo con Venezuela (...) por el que, en caso de necesidad, podemos utilizar sus puertos para que nuestros buques militares recarguen combustible y víveres", comentó. Y de inmediato agregó: "Creo que los dirigentes cubanos tampoco se negarán".

Putin dijo que Rusia mantiene "vínculos tradicionalmente muy cálidos" con Cuba y Venezuela, escalas destacadas de una gira latinoamericana que hizo el mes pasado el actual Presidente ruso Dimitri Medvedev. Además barcos de guerra rusos efectuaron operaciones navales conjuntas en el Mar del Caribe el lunes, una actividad sin precedente desde la Guerra Fría. Este viernes, uno de esos barcos será el primer buque de guerra ruso que atraviese el Canal de Panamá desde la Segunda Guerra Mundial.

El primer ministro ruso sugirió que los vínculos militares rusos crecen a nivel regional y mundial. "Tenemos muchas oportunidades, y no solamente con los países que usted mencionó, sino también con los puertos de otros estados", afirmó. "Quiero comentarle un terrible secreto militar", dijo Putin. "Cuando anunciamos que nuestros barcos militares irían a Venezuela para ejercicios conjuntos, recibimos muchas consultas -francamente no lo esperaba- de muchos países con pedidos de que nuestros buques visitaran sus puertos".

martes, 2 de diciembre de 2008

Los cambios están en la otra orilla


Los ojos están puestos sobre Cuba a la espera del ansiado cambio. Pero nada sucede. Ni siquiera las promesas del Presidente de turno. Es más. La isla parece estar pasando un por período grisaceo y de sopor. Sin embargo, hay transformaciones. Claro que al otro lado del estrecho de Florida. Una encuesta de la Universidad Internacional de Florida y de la Brookings Institution, realizada en las semanas posteriores al triunfo de Barack Obama, sostiene que el 55% de la comunidad cubana de Estados Unidos cree que el bloqueo contra Cuba debe ser levantado. Se trata de un cambio histórico de posición de esa comunidad.

Además, sólo el 29% de los consultados cree que habrá "un gran cambio político" en Cuba en los próximos dos a cinco años. Hace sólo 18 meses apenas el 42,5% de los cubano-americanos entrevistados se oponían a que continuara el bloqueo. Este giro en la opinión de la comunidad cubana se produce pese a que el 52% dijo ser militante del Partido Republicano y sólo 27% del demócrata. Incluso el 62% de los encuestados dijo haber votado en las pasadas presidenciales por John McCain.

Entre otros resultados está que el 65% no cree que el reemplazo de Fidel por Raúl Castro pudiera influir en un cambio político, el 65% se opone a la continuación de las restricciones de envío de dinero a Cuba, el 66% pide que se eliminen las restricciones de viajes a la isla, el 65% está a favor del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana y que el 70% cree que Estados Unidos y Cuba deben dialogar sobre temas cruciales como el de la inmigración.