
El sitio web donde Castro publica sus artículos antes que en la prensa cubana, Cuba Debate, se renovó y ahora tiene la novedad de permitir hacer comentarios de las "reflexiones" de Fidel.
“Se va a coger presos a Tony y Patricio”, nos dijo con voz lacónica y la adrenalina a flor de piel. Orlandito y yo nos miramos con estupor. Al devolverle la mirada, Pascual continuó: “Ya se localizo a Tony que estaba en su casa y se le dijo que viniera para esta oficina. Los compañeros de Villa Marista (el órgano de investigaciones de la Seguridad del Estado) que van a realizar la detención también están en camino hacia aquí”. Según el chequeo de vigilancia que se le había puesto a Patricio, este se encontraba en casa del teniente coronel Michael Montañés, Maico, ambos con sus esposas. Celebraban con una comida lo que al día siguiente sería el cumpleaños de Patricio. Y el de Tony.
El problema estaba en que no había como decirle a Patricio que viniera a la oficina de Pascual, pues el teléfono de la casa de Maico se hallaba roto. Nadie más debía saber de esta detención. Ni siquiera el resto del alto mando del MININT conocía lo que se estaba manejando en esos momentos. “Felo, ve a buscarlo tú”, me dijo el general. “Ve con mi chofer y dile a Patricio que venga, que quiero hablar con él”.
Momentos después llegaba Tony, y el oficial de guardia lo anunciaba: “Aquí esta el coronel Tony de la Guardia”. “Que pase”, fue la respuesta. Me dirigí a abrir la puesta del despacho y aproveché para salir. Me encontré de frente, caminando hacia mí, a Tony de la Guardia. Su cara traía la expresión de la angustia y la incertidumbre que por días venía arrastrando. “Dime Charles”, le dije, como siempre lo saludaba. “¿El tigre está?”, me preguntó, refiriéndose al general Pascual. “Sí, en el despacho”. Salí al pasillo sin darme cuenta que sería la última vez que vería a Tony. Sé que lo bajaron hasta el sótano en el ascensor que utiliza el ministro y el alto mando del MININT hasta el sótano, donde están los parqueos de estos dirigentes.
Durante el trayecto hasta la casa de Maico, llevaba mi cabeza cargada. Habían detenido a Tony y ahora yo iba a llevar por el mismo camino a quien había sido mi hermano por 20 años. De quien había aprendido muchísimo en el arte militar, en la preparación física y había, además, corrido innumerables riesgos durante las operaciones de Tropas Especiales.
Llegue a la casa de Maico y abrió la puerta su esposa. “Buenas noches, ¿Patricio está por aquí?”, dije. Ya venía caminando hacia la entrada el inconfundible Maico, un gordito, rubio, siempre risueño, bueno y servicial. Increíblemente ágil, intrépido y corajudo. Especialista excepcional de buceo. Maico, nacido en Jacksonville, Estados Unidos, podía correr cualquier riesgo con la misma sonrisa que te contaba un chiste. Sólo tenías que darle la misión, y la creatividad y la audacia iban por él.
“Adelante, coronel”, me saludó Maico. Patricio que me había visto desde la terraza donde estaba. Se había incorporado y venía hacia mí con sus jeans azules y una camisa de cuadros, con las mangas recogidas.
“Patri, necesito que vengas conmigo. Pascual quiere hablar contigo”. “Ah, está bien”, dijo Patricio. Se viró hacia su esposa, María Isabel, que venía acercándose a nosotros, y le dijo: “Voy con Felo a ver a Pascual, que quiere verme”. Salimos y tomamos el auto que, con el chofer del general, nos esperaba. Los nueve kilómetros que separaban la casa de Maico de la sede del Ministerio del Interior me parecieron interminables. Nunca he recordado de qué bobería hablamos en el trayecto. Patricio llevaba retratadas en su cara, como Tony, la incertidumbre y esa sensación que te aprieta el estómago presintiendo que algo va a pasar. Quizás Patricio haya percibido algo similar en la mía.
Eran casi las 10 de la noche cuando subimos por el mismo ascensor en el que, una hora antes, habían bajado a su hermano gemelo. Entramos a mi oficina y avisé al general: “Aquí esta Patricio”. “Dile que pase”, fue la respuesta. Patricio y yo nos miramos. Le indiqué la puerta sin pronunciar palabra. No quise entrar al despacho. No tenía tampoco idea de lo que vendría después. Esperé en la oficina del oficial de guardia. “Dile a Felo que venga”, se escuchó al rato por el intercomunicador. Cuando abrí la puerta del despacho, ya Patricio no estaba.
Meses después volví a ver a Patricio, en la prisión de Guanajay. El salía a trabajar en un pequeño patio frente a donde yo limpiaba mi celda. Al vernos, él, asombrado, hizo un gesto como preguntando: "¿Y tú qué haces tu aquí?". Yo le devolví la misma expresión. No hubo palabras. No hubo más gestos. Nos miramos. Sonreímos. Como siempre.
Los meses que siguieron fueron un torbellino, en el que se desarticuló y desmembró completamente lo que hasta ese momento había sido el Ministerio del Interior. Mientras el coronel Antonio de la Guardia fue fusilado, el general Patricio de la Guardia fue condenado a 30 años de prisión. El que era ministro del Interior, José Abrantes, recibió una sentencia de 20 años en la Causa Número 2 y murió en la cárcel en enero de 1991. Pascual Martínez Gil recibió una condena de 12 años de cárcel. Filiberto Castiñeiras, Felo, fue condenado a dos años de prisión durante aquellos procesos. Salió clandestinamente de Cuba en 1993 y desde entonces vive en Estados Unidos.
Los comentarios fueron formulados durante una vista legislativa, en la cual, la oficina del Congreso sobre responsabilidad de gobierno, conocida como GAO, difundió un informe que sostiene que esas transmisiones, unidas a las de Radio Martí, han costado hasta ahora unos 500 millones de dólares a Washington y los resultados -"romper el bloqueo informativo y promover la libertad y democracia en ese país"- no han sido los esperados.
De hecho, no se han podido superar los esfuerzos del gobierno de La Habana de bloquear las transmisiones, y los múltiples métodos empleados hasta ahora, incluidos el satélite y el empleo de un avión, apenas han resultado en una "audiencia pequeña", dijo Jess T. Ford, de la división de asuntos internacionales de la GAO al presentar su informe en la audiencia del subcomité de organizaciones internacionales y derechos humanos de la Cámara de Representantes, convocada por Delahunt para analizar específicamente las transmisiones de TV Martí. Sin embargo, hubo congresistas republicanos que discreparon de estas conclusiones.
TV Martí fue creado en 1990 durante el gobierno del Presidente George Bush padre, y se unió a las transmisiones radiales que venía realizando Radio Martí desde Miami. Transmite noticias, comentarios y programas de entretenimiento a Cuba, con un "propósito, calidad y efectividad" que han generado interrogantes desde sus inicios, según el informe. El trabajo de TV Martí está supervisado por la Oficina de Transmisiones a Cuba, una entidad federal que requiere a su vez de 35 millones de dólares adicionales para funcionar.
Hasta junio los cubanos obtenían 30 onzas (850 gramos) de estos guisantes básicos en su dieta alimenticia, pero a partir de ahora la ración será de 20 onzas (566 gramos), 10 de chícharos y 10 de frijoles colorados. La cuota de sal, antes de un kilogramo por trimestre, será reducida a la mitad. Hasta ahora no se ha anunciado el recorte de más productos de la libreta de razonamiento ni si la disminución de la cuotas de granos es temporal o permanente.
Cuba gasta más de 2.000 millones de dólares en el exterior para comprar alimentos, especialmente arroz, porotos y pollo para entregar en la canasta básica de sus población. La cifra se ha incrementado desde el año pasado debido al alza de los precios internacionales de los alimentos.
Creada en 1962 para distribuir equitativamente los alimentos, la cartilla de abastecimiento o "la libreta", como la denominan los cubanos, contempla la venta subsidiada de arroz, café, huevos, aceite de cocina, pollo o pescado o picadillo, entre otros. Además está ahí pasta de dientes, jabón y otros productos de aseo.
Cuba se encuentra también en medio de una fuerte campaña para reducir el gasto energético del país -cuyo sobre consumo fue del 3% en este primer cuatrimestre del año- y de un reordenamiento de la agricultura.
¿Cuál es su opinión de las acusaciones de Fidel Castro contra el gobierno mexicano de haber retrasado el anuncio de la existencia de la influenza AH1N1 para que el Presidente de EE.UU. no cancelara su visita a ese país?
No hay ninguna razón para suponer que sean ciertas las acusaciones. No proporciona Castro ningún elemento y ningún fundamento para sus acusaciones. Esto demuestra, lo que hemos sostenido varios, que en el caso de México, como también en el caso de Chile, con Fidel Castro hay incondicionalidad o enemistad. No hay puntos intermedios. Si él decide que por equis motivos no está contento con la cantidad de concesiones y la magnitud de la obcecación de Calderón con él para normalizar las relaciones entonces va a volver a volver a la carga, como lo hizo antes con Fox y con Zedillo. No hay medias tintan con Fidel, por lo menos con países como México, como Chile, con Uruguay o con Argentina, con Menem.
Llama la atención que, pese a que en el pasado se llegó a un acuerdo tácito para que La Habana no apoyara a los grupos insurgentes aztecas, en los últimos 10 años México ha sido de los países de la región más "golpeados" por Fidel Castro.
Exactamente, porque Fidel ha considerado que los tres presidentes no han sido lo suficientemente incondicionales ni obcecados con él. Zedillo y Fox no se lo propusieron, pero Calderón se lo ha propuesto a sí mismo, y no le ha servido de nada. Fidel le ha dicho peores cosas a Calderón que a Fox o a Zedillo, porque ser acusado de ser 'títere del imperialismo' es lo de menos. Pero que lo acusen a uno de ser homicida, de ser responsable de la muerte de decenas o centenares de mexicanos, que es de lo que acusó Fidel a Calderón, es bastante más grave que ser 'lacayo del imperialismo', que cualquiera lo puede ser. Eso no es un delito. Si lo es matar gente.