domingo, 28 de septiembre de 2008
sábado, 27 de septiembre de 2008
Toque de alerta
viernes, 26 de septiembre de 2008
El Aguafiestas
MIERCOLES 29 DE AGOSTO, 2007
La estructura ha demostrado su solidez. Después de un año de ausencia de Fidel Castro en el Puesto de Mando, el nivel de ataque a absorber se mantiene en la misma zona de despliegue que se le permite: el de la retórica, y su tendencia permanente es a menguar. Desde los últimos encuentros armados, allá por los lejanos 60, el país no ha conocido ningún peligro verdadero de desestabilización —ni interno ni procedente del exterior. De todas maneras va a haber el peligro de las primeras 72 horas luego del anuncio oficial de la muerte de Fidel. Tendrán que acuartelar, de rigor, a las unidades militares y policíacas. Siempre puede existir un loquito que cree llegado su momento para arrastrar a un comunista del vecindario. Lo probable es que hagan una recogida primero. Y ésa, en mi opinión, será la primera verdadera señal antes del anuncio. De cualquier manera todos los potenciales cabezas locas han sido visitados y advertidos desde hace rato. Y a nadie le quepa la menor duda de que le van a pasar los tanques por arriba a cualquiera. La famosa Operación Estrella de neutralización relámpago del enemigo interno —una reproducción perfeccionada del progrom de casi medio millón de contrarrevolucionarios el 17 de abril de 1961, al unísono con la batalla de Playa Girón— está montada y lista, por lo menos, desde principios de los 80. (No duden que los yanquis tengan previsto algo semejante para Miami y que algunos cubanos conozcan el destino de los japoneses residentes en la Segunda Guerra Mundial). Después, como es de suponerse, será la búsqueda de algún bienestar económico. No apuesten todas las fichas a que se identifiquen con los modelos chinos o vietnamitas. Es el mismo cuento de la época soviética. Entonces era la tabarra del modelo soviético. Todo menos reconocer la legitimidad del proceso. Nunca vieron la verdad en relación con el Kremlin y su influencia o no en la isla. Y la única verdad es que la Revolución Cubana se inventó a sí misma. Hasta donde llega mi conocimiento no fue el KGB el que puso en el poder a Batista ni organizó los crispantes desequilibrios sociales que empujaron el país por el plano inclinado de la Revolución. En fin, que Raúl Castro, gobernante designado, y sus seguidores, han tenido más de un año para prepararse. Fidel ha sido generoso en ese sentido. Les ha garantizado, con sus trece meses (hasta el momento) de supervivencia, un tiempo precioso para lo que entre nosotros se llama “los amarres”, esto es, organizar. Ya entre ellos —calculo— habrán pensando en funerales y ceremonias. El mausoleo suyo será sin dudas en La Habana. Los tres grandes departamentos militares del país, cada uno con su raíz histórica: Raúl en Oriente (donde tiene su nicho desde hace 20 años, con nombre y todo), el Che, en el centro, donde libró su magnífica batalla de Santa Clara, y Fidel en La Habana, en Occidente, la capital de la nación y símbolo de gobierno. Al pairo y sin timón quedará tristemente, como siempre, la contrarrevolución. Tendrán sus cinco minutos de júbilo con fondo de tumbadoras en los restaurantes de la Sagüesera (el South West de Miami); luego, el eterno desplome moral. Los pobres, el embullo que tienen. Y esperen a que los yanquis corran a los Lear Jets para negociar sus jugosos contratos. Error fatal. Tampoco es el modelo. Ni la URSS, ni China, ni Vietnam, ni Bienvenido Mister Marshall. Si algo demostró el liderazgo de Fidel Castro es que todo el propósito de una Revolución es el desempeño del poder. Su obtención y retención. La industria y el comercio son asuntos secundarios. Y de que estos sean los billetes para continuar viaje en el día segundo —este dilatado día segundo— son parte de los retos a enfrentar por los herederos. Lo único que ha acumulado el bastión hasta hoy es poder. De eso es de lo que se ha tratado en todo momento. Del poder. Pero la disyuntiva del regreso, y a disponer de una generación de hombres de negocio y no de combatientes, solo es sorteable sin el correspondiente baño de sangre en el caso de que sepan aprovechar la conmoción de la muerte de Fidel. Será nuestro shock and awe, pero como un fenómeno de combustión interna. Aunque estoy persuadido de que puede dárseles el voto de confianza. Estos viejos guerreros están preparados. No han hecho otra cosa desde hace 50 años. ¿Y qué bronca han perdido?
El balance de dos tormentas
Los otros y los nuestros
Foto: Ernesto Che Guevara, en la reunión de Punta del Este (Uruguay) en 1961, donde Estados Unidos presentó su Alianza para el Progreso.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Un tiempo en tono gris
martes, 23 de septiembre de 2008
Un encuentro casi olvidado
sábado, 20 de septiembre de 2008
La prueba del agua
Crónica incluida en el más reciente libro de Norberto Fuentes, El último disidente. El texto íntegro se puede descargar desde este blog.
DOMINGO 27 DE AGOSTO DE 2006, 9:29 PM.
Lenin citaba las secuelas de los desastres naturales como una de las causas probables de las revoluciones. La posibilidad de que la tormenta Ernesto se convierta en un huracán con vientos de hasta 137 kilómetros por hora y aguaceros torrenciales y se abalance sobre la isla de Cuba tan pronto como el martes (29 de agosto), bien pudiera ser la primera verdadera prueba de fuego para el gobierno de Raúl Castro. No para que estalle una revolución, porque —según se sabe—, eso es lo que ya tienen allí, pero sí al menos una buena asonada contrarrevolucionaria provocada por la secuela de devastación del meteoro.
Una pregunta de necesaria implementación surge del hipotético escenario anterior: ¿Queda algo por devastar en Cuba?
¿Queda allí algo en pie?
Hemingway tenía otra forma de ver las cosas. Como todo buen ciudadano cubano sabía que no existe mejor templanza para enfrentar los huracanes que tener ya almacenada en el buche una buena estiba de botellas de ron antes de que te toque la primera ráfaga. Lo demás es un problema que se deja a la solidez de las construcciones y a la sabiduría que en su momento aplicaron los constructores. Por cierto, que los cubanos nunca han agradecido a la escuela de arquitectura española que levantó esa país durante unos cinco laboriosos siglos que se las ingeniaran para colocar las ventanas siempre a favor del beneficio de los vientos alisios y a su vez para que aguantaran como monolitos el empuje de los huracanes.
Hablando de las monumentales pegas hemingweyanas de preparación de choque antihuracanes. Y si la tormenta te va a llevar el techo, que situación mejor que la de estar muerto de risa en medio de una borrachera. Estruendoso el ataque de hilaridad cuando ves que el techo se desprende, hacia arriba primero, como un platillo volador de Spielberg, y luego otra ráfaga lo lanza de un bofetón a 15 kilómetros de distancia como una guillotina de acción horizontal.
Miami. Veamos como son las cosas aquí durante esos fenómenos. Son solidarios. Desprendidos. Tú ves que se quedan sin luz, agua y combustible durante semanas y que las calles son escombreras y que los cables del tendido eléctrico aún chisporrotean, vivos, sobre el pavimento mojado, cuando deciden ayudar a los cubanos de la isla, por donde el mismo huracán pasó antes. Cuanta cosa hallan al fondo de las alacenas se convierte en donativos, a lo que se suma la previsión de los primeros auxilios con la adición de uno que otro paquete de curitas (las bandas adhesivas con almohadilla aséptica central) y pomitos de mercurocromo. El trabajo que da encontrar mercurocromo en las droguerías. Los americanos no saben lo que es eso. Y mucho menos que es una verdadera y prodigiosa poción que nos curó de cuanto arañazo y herida registramos en nuestra infancia. Conocen, eso sí, la bicicleta y los patines. Pero —para que vean— no como curar sus accidentes asociados. Y qué primeros auxilios se puede aplicar en Cuba de manera convincente sino hay una buena embadurnada final de mercurocromo, aunque lo que estés es muriéndote de asfixia o electrocutado por un rayo.
Lo mejor de todo es que esa ayuda no va a ningún lado y que desde un inicio está destinada a podrirse o ponerse zocata en los almacenes miamenses. Y que todos aquí conocen la respuesta del gobierno cubano desde que comienzan la recolección. Métanse esa miseria donde mejor les quepa, suele decir el gobierno cubano. ¿Y por qué lo hacen? Yo diría que por la satisfacción inmanente que de algún modo muy oscuro produce el desprecio. Y porque disponen de una nueva oportunidad para argumentar la maldad que se genera desde La Habana.
La temporada ciclónica de este año, sin embargo, promete. Los analistas cubanos del exilio ponen en sorna la capacidad de previsión y organizativa de Raúl Castro y que va a ser un fracaso en situación de emergencias. Ahí tienen la nueva ilusión. Quién quita que un cicloncito les haga el trabajo de preparación artillera y hasta de la invasión.
Todavía faltan unos 4 años para que, por las normas americanas, podamos llamarle dictador al menor de los Castro, pero quién sabe si una buena desolación y desespero nos ahorra esperar tanto tiempo. No obstante, me temo que él se leyó antes que muchos de nosotros la frase de Lenin sobre el potencial impulsor de levantamientos populares de los desastres naturales. Y debe estar amarrando las cosas. Un veterano de la botella, debe igualmente tenerlo todo preparado para aguantar los embates a la usanza hemingwayana. ¡Salud!
Foto: En mi casa. Verano de 1987. No hay tormentas. (Foto: Norberto Fuentes)
El aún primer secretario
Con esto en mente Fidel habría escrito: “La lucha es el único camino de los pueblos en la actualidad para alcanzar una comunidad en la cual vivir con justicia social y decoro, la antítesis del capitalismo y los principios que rigen el odioso e injusto sistema. En la dura batalla por esos objetivos, el peor enemigo es el instinto egoísta del ser humano. Si el capitalismo significa la constante utilización de ese instinto, el socialismo es la batalla incesante contra tal tendencia natural. Si otras veces en la historia la alternativa era volver al pasado, hoy tal alternativa no existe. Se trata de una batalla que corresponde librar fundamentalmente a nuestro glorioso Partido”.
viernes, 19 de septiembre de 2008
jueves, 18 de septiembre de 2008
Muere el director de "Lucía"
miércoles, 17 de septiembre de 2008
El nuevo libro de Norberto Fuentes
A acostumbrarse al nombre Sechin
jueves, 11 de septiembre de 2008
Recuerdos del 11
Filiberto Castiñeiras
Ex coronel MININT
Se cumplen 35 años de aquel día que estremeció a Chile y al mundo. Un cruento golpe de Estado contra un gobierno establecido acorde a los lineamientos democráticos que existían en el austral país. Era Chile en aquel entonces la bandera democrática de lo que se podía ser, contraria a la teoría de Fidel Castro, una revolución sin violencia.
En La Habana todos los mecanismos que de una forma u otra seguían paso a paso el desarrollo de los acontecimientos en Chile estaban en estado de alerta. Fidel había partido días antes para un largo viaje que incluía Vietnam. Abordó el IL-62 soviético con la percepción de que no estaba lejano el momento en que se desataría la violencia. Muchas eran las informaciones que le habían llegado a través de la Dirección General de Inteligencia y de los oficiales de la Dirección de Liberación, esta última dirigida por Manuel Piñeiro, que trabajaban desde dentro de Chile en contacto con los distintos partidos políticos. La intentona del "tancazo", del 29 de junio, había sido la confirmación de lo que podía suceder. Había alertado a Allende de distintas maneras pero el Presidente seguía confiado en la justeza de su accionar sin avizorar la traición. “En Chile no pasa ná”.
Ante la inminencia de los hechos, Fidel ordenó reforzar el trabajo de apoyo en todas las direcciones. En Tropas Especiales se designó un pequeño grupo de altos oficiales para reforzar el mando del personal que ya estaba en Chile para la protección de la embajada y que, además ayudarían a los máximos dirigente de los partidos de la unidad popular, fundamentalmente el PC y PS, y a sus aparatos militares, en la revisión y confección de los planes de acción.
En la embajada cubana en Chile, desde el mismo momento del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y con vistas al viaje que realizaría Fidel Castro a ese país en 1971, se había conformado lo que se llamo el Grupo Mixto, que tenía a su cargo la protección de la embajada y sus instalaciones, así como la seguridad personal del embajador. Los oficiales mejor preparados de esta tropa, podrían asesorar también a los miembros del GAP y de los distintos partidos.
El Grupo Mixto fue llamado así por la composición no clásica de una unidad de combate. Tres escuadras de alrededor de 15 hombres cada una reforzadas con ametralladoras RPK y lanzacohetes RPG. Todos con su correspondiente abastecimiento de municiones y una reserva suficiente para que cada funcionario de la embajada pudiera convertirse en un soldado más ante cualquier situación. Al frente de este primer grupo se designó a Manuel González Silverio, entonces Jefe de Operaciones de las Tropas Especiales.
El personal para la nueva misión fue escogido entre aquellos con mejores condiciones físicas y con mayor experiencia militar. Se elaboró un intensivo plan de preparación, haciendo énfasis en las practicas de tiro con todo el armamento, incluido el tiro con lanzacohetes desde el interior de habitaciones para valorar sus consecuencias. El grupo contaba también con un médico y un enfermero con su correspondiente equipamiento.
Todos cumplieron con las tareas para las que estaban destinados. Todos sin excepción estuvieron listos a la hora del combate. Patricio de la Guardia se hizo cargo del mando militar de todo el personal. Claro que subordinado a los requerimientos del embajador Mario García Inchaustegui, diplomático de profesión, digno y corajudo hombre. El Grupo Mixto estaba preparado aquel martes 11 de septiembre. Todas las posiciones de defensa de la embajada habían sido tomadas y la protección personal del embajador reforzada. Las columnas de marcha de los vehículos y el personal que saldría en apoyo del Presidente cuando este lo solicitara, estaban listos. La adrenalina, a flor de piel. La respuesta inmediata y contundente ante el primer amago de ataque a la embajada hizo saber a qué se tendrían que enfrentar.
Una primera llamada al Presidente Allende informándole de la disposición del grupo para acudir en su apoyo o en la dirección que él indicara obtuvo respuesta negativa. Allende no quería involucrar a los cubanos en una lucha entre chilenos, y Fidel había dejado claro que cualquier acción se ejecutaría solamente con la autorización de Allende. Una segunda llamada ya avanzada la mañana obtuvo la misma negativa. El resto de la historia ya ha sido contada de diversas maneras. En todas ha quedado siempre de manifiesto la hidalguía y valentía de un hombre honesto que creyó en sus ideas, que confió cándidamente hasta en quienes podían ser sus enemigos y entregó su vida dejando con ello el inmenso respeto del mundo ante su nombre. Hoy Chile vive nuevos rumbos. Desanda nuevos caminos con la experiencia y el ejemplo de quien supo ser su Presidente.
El miedo no come aquí
El paso por Cuba de los huracanes Gustav e Ike (que nombres más propios de la Guerra Fría, como si se tratase del derrotero de un gigante ruso y otro norteamericano) bien pudo haberse tratado de un ensayo o una prueba para ver cuan preparado está ese país ante la eventualidad de un impacto nuclear. La isla, durante cinco décadas en la primera línea de fuego del llamado mundo bipolar, se repensó por años para esa eventualidad. Después de recibir en un período de 10 días a dos poderosos ciclones, uno de los cuales arrasó su territorio de oriente a occidente, Cuba registró millonarias pérdidas materiales (entre 3.000 y 4.000 millones de dólares) y un saldo de sólo cinco personas muertas (en Haití hubo más de 300 fallecidos y en EE.UU. 26, claro que sólo por Gustav). Pero mostró también la capacidad y organización de un aparato y un pueblo preparado para enfrentar y resistir los elementos. Desde Miami, algunos sostienen que todo esto pone en entredicho la gestión de Raúl Castro, pero evitan mencionar las diferencias de reacción entre el caso cubano y la vergonzosa experiencia de Katrina en Nueva Orleans, hace tres años. Y eso que todavía no les llega Ike.
sábado, 6 de septiembre de 2008
Lo que dejó el ciclón
El agradecimiento de los cubanos fue evidente en la nota de Granma que describía la conversación que habían sostenido los presidentes Raúl Castro y Dimitri Medvedev, y en la que el inquilino del Kremlin expresó su “apoyo solidario” y ofreció ayuda para enfrentar los destrozos dejados por el ciclón en el occidente de Cuba. Más abajo quedaron las menciones a las palabras de Hugo Chávez, a las de Alvaro Uribe, y a los mensajes provenientes de China y Bolivia, entre un gran lote de países.
Rusia muestra su interés así de reconstruir parte de las relaciones y la posición con que contaba la Unión Soviética. Moscú está en proceso de sacarse la modorra adquirida en los años de Boris Yeltsin y volver a ocupar un verdadero lugar en la escena internacional. Mientras en Osetia del Sur Rusia dejó en claro, a punta de cañones y tanques, que no está dispuesta a que la sigan pasando a llevar en lo que ha sido su área de influencia tradicional, en Cuba entrega de carpas o planchas de hierro para reestablecer su romance con La Habana.